Un día con haikus
Por el cardizal, lo raro es no pincharse. M. H. |
Sube la cuesta
y decrece la energía.
Aumenta el gozo.
Tres escalones
de piedra antes del ático.
Sol, sombra y cardo.
Tiembla la luz en
la suave brisa del mar.
Corren cangrejos.
Profundo aroma
crece al arder la pradera.
¡Le aviva el fuego!
Bajo la vista
y observo lejos, a mis pies,
calma aparente.
La muerte finge
que no está ahora. Mas siempre
vigente asecha...