A ultranza te mimetizas en el humo que aunque vaya al cielo, te aleja (O arde la marea desesperada)
Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Vicente Huidobro
No temas más,
el mundo esta retrasado, aligera el paso.
Se desafía la locura
cuando nada aparece en el orden
que se sabe podría tener las 24 horas respiradas
tiempo sin pausa en vertiginoso descompás
y se dispone
sobre una tabla encorvada por el peso de la soledad
el delirio convulso
de la lejanía voluntaria que nunca volvió
se le abre lentamente
amando su determinado impulso de fuga
con un grueso apósito
humedecido de la lágrima que brota del respetar
se hiende y corta
con el largo filo de la luz que destella
de un par de ojos en apariencia ausente
se le desmenuza suave todo nudo para disecar
los brotes rugosos del desconcierto
por la delicada piel expuesta
desciende en un surco
resbala casi suspenso
el tibio líquido espeso del imposible.
Una vez que comienza a cicatrizar la yaga viva
se bebe de un trago
todo el destilado que se ha recolectado
en la mano cóncava como tazón
mezclada con granos de sal marina
y la leche fresca de ballena herida.
¿El pelo?
Ha de estar suelto
valiente ha de ondear en tanto flota
más oscuro que la densa noche
como un rezo alado que desafía la nada
en tanto
se expandirá con frenesí su casi insipiente olor floral
que sabe sanar y amansa
a la bestia que aúlla desvelada
frente al azul desafiante del juego de mil espejos.
Desciende la confianza
hasta la tierra sin promesas.
Pues abatida la ironía
-no sé cuándo
no sé cómo-
dormiremos en el nido de paja
que sembré sobre la densidad del silencio embelesado
acolchado de suave seda ante el alarde
de tu bella sonoridad de corazón desbocado
infatigable y mío
al menos
en el reflejo que me llega de ultramar.
El olor del indulto nos ampare.rt
16/VI/2013. En el Río que Canta Agua VerdeAzul
Imagen: Carlos Lorenzo
Letras: yguana rosa
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