Cuenta Cuentos XXVI (En tres tiempos)
I
Sentí perder la linea de flote y ahogarlo todo
ahogarme en una lentitud como escena de cine antiguo
caer como piedra que desdobla en etapas el agua
consideré desaparecer
entre rasguños ahogados
en el fondo del oscuro flujo de la pleamar
porque siento que rasga la carne del mundo
la aspereza de la soberbia
grito abierto desde su ganglio putrefacto
densa nata espesa que unta en la visión
un denso temor inoculado de podredumbre
mas revolucionaria se desvanece la zozobra
al sólo rozar sutil en el oído el vigor de tu risa
al olor determinado que emana tu latido al despertar
se estruja y fragmenta el vértice donde duerme la duda en aristas
tú inmenso como regalo abierto en voz alta
elevas mi temblar inesperado entre el retumbar sonoro
y surrealista me vuelco
a lo que intensificas y es más hermoso
que la calma fogosa
de una puesta de sol pacífica
es entonces cuando en tu silencio vibro
y me ahúma tu crepitar la piel
con la intuición dilatada como el verso en una flor
siembra tu canto entre mis surcos
el íntimo olor tan tuyo de sal y verbo
y resurjo
revivo
y si me penetra profundo
nuevamente
tu voz dramáticamente sincera
-enredando mi temblor-
¡Ciclamos!
Eternidad de círculo somos en el oeste
o el norte del desquiciado torrente sanguíneo
corriente sin playa
donde nos sumergimos en luz propia.
II
Podría
-suena a lo más fácil-
abandonarme por completo
al desmayo que injerta hasta el centro de los huesos
la irritante y despiadada soledad
-y mira tú,
Mío Corazón de Latidos Estremecidos,
que hasta llegué a jurar-
Y me inunda tu fuerza abatiendo los dolores
el intenso vendaval que desata tu denuncia
presente en cada uno de mis límites
entonces
acallados los estruendos externos e impuestos
se descubre la complicidad implícita
quedamos
al cobijo sólo de tu desnudez de vela izada
vibro perdida en el impulso de tu garganta
y es no dejar de construir un cerco inmenso
con ladrillos de fuego hasta llegar al pie del desfiladero
bloques en los que he amasado infinidad de los restos
del colorido besar compartido
fragmentos moldeados como ganchos
con los que rescato y deshago en el sueño
el amasijo informe del absurdo del miedo
y nos reímos del canto de las sirenas
mientras me voy quedando dormida
en la intimidad de tu aroma donde me acorrala tu abrazo
felizmente atrincherada.
III
Traslado sobre mi cabeza
la liviandad de una inmensa nube
sin interrogar al caos la introduje por el pasillo oscuro
he logrado acolchar con ella
todo el piso de tu alcoba
resulta tan suave ahora la pared
el techo
y sobre todo
el mullido nido donde me acaricia tu tersura
donde muerdo tus pies descalzos
suave refugio como de algodón en el que me desinhibo
al merodear salivo la desnudez de tu alma
es entonces, Mío Corazón Sonor, con cortados suspiros
que se cierra el abismo
se apaga la quimera
porque eternizo la lentitud en tu piel
al oficiar nuestra secular ceremonia
yo festiva
pagana tuya
eternidad desnuda.
Invernal primavera, verano otoñal.rt
26/V/13. A orilla del Cupatitzio
Imagen: De la red.
Letras: yguana rosa