Romance de la niña triste
por los senderos del bosque,
están brillando en lo alto
los cristales de la noche.
Rastro de cruel infortunio
siembra la luna en el monte,
como presagios perdidos,
vientos de muerte recorren
los humedales del sueño,
los caminos de la noche.
Sombras de pena ocultan
las soledades que cogen
desprevenido al silencio
cuando los grillos se esconden.
*
Con un puñal en el pecho,
sin ánima que lo arrope,
sin luz en los ojos negros,
está tirado en el bosque
muerto de muerte violenta,
muerto de luna y de noche,
muerto de cuerpo y alma
en frío lecho de flores.
Un reguero de claveles
desde su cuerpo se corre,
manchando la noche fría
de carmines y dolores.
*
La niña triste lo espera,
piel de maíz y frijoles,
ojos de estrellas dolientes,
limpio huipil de colores,
limpias la sabanas blancas,
testigos de mil amores,
y un aroma en el pecho
que hasta el viento reconoce.
*
“Ay de mí, luna dormida,
qué dolor me descompone,
qué muerte trunca mi alma
cuando tu vida se rompe.”