Suspiros de agua
Bajo la ducha
cuerpo empapada en lágrimas.
Piel deshabitada.
M.
H. |
Estoy mirando llover
a través del ventanal,
...cómo se aceleran los pasos ya inquietos.
(¿...Y cuántas veces
se habrá repetido
esta escena?)
Con vigorosa furia
parece reclamar el aguacero,
a los empapados andantes,
el que no aprecien su presencia que revitaliza.
(Surge en boceto,
mi escena ideal de luz
y sombrío azul.
Con tenues pinceladas
de acuarela y paseantes.
Corremos húmedos
manos entrelazadas
sobre los charcos...)
Es atronador el abrupto y centelleante alarido
entre el denso gris del nubarrón
que sin ojos y sin manos
danza y muta entre el aliento del viento
parece reflexivo, gritar:
-¡Ya nadie aprecia el milagro del ciclo del agua!
(Bebo un chai entre este
tronar y la lluvia, fluir
de imágenes, tú...)
Al fondo declina,
ante la presencia opuesta
de donde surge oscura la noche,
una nube patentemente sonrosada...
Sólo anhela seguir al sol que se aleja lento,
omnipotente.
Y aún cuando ella sabe que vuela,
nunca se compararía con ese su fugaz vuelo...,
y llora sin agobio
con su natural, casi casual, llover
...sí trémula por la sorpresa
con que la impacta
nuestro envilecido deambular,
ególatra divagar indiferente
al latido de la vida.
¿A quién le importa que los delfines sigan libres...?
(No me sorprende
descubrir que surge
llanto silente
por mi rostro..., mientras en
el cristal palpita agua.
Rítmicas gotas,
como canto a tu ausencia,
en la tormenta.
Ahora, mientras ella más observa,
más llueve
pues un tornado le ha prestado
su viejo ojo empolvado, seco
y constata como hemos masacrado
en largas tajadas de asfalto
la carne viva de la tierra...
Mira la corriente casi interminable del tráfico
ávido de combustible
que mutila montañas, lagunas o valles...
con su intermitente corriente,
que se cree alegoría de luces
rojas, amarillas, azules o blancas...
Derrama grandes, largas gotas
fatigada no se da a basto
para desembarrar
las manchas de aceite y grasa en las hojas.
(Afuera llueve
noche no terminas...
La cama no huele a ti)
Casi amanece en el desierto
el curioso rocío en su besar infatigable
despierta como con un baño ligero
a la población entera de coloridas rocas
deposita sobre cada espina del mar de cáctaceas
cientos de gotas diminutas
que,esplendidas, reflejan el perfil anguloso de la luna...
El desierto las beberá en sorbos densos
y las preservará en sus entrañas
antes de que vuelen abatidas de calor
a amamantar el cuerpo sediento
de una naciente nube...,
que lloverá mares.
Y, quizá, otro día
veré la lluvia a través
de algún ventanal...
Sobrevive el olvido.rt
22 de febrero 2012, San Luis Potosí
Fotografía: Katarzyna Szczodrowska
Letras: yguana rosa
http://www.youtube.com/watch?v=FesOJcFvzaY&feature=fvsr
5 Comentarios:
Me admira tu forma de escribir, tan lindo y original poema. Besos.
Has elevado la lluvia a la categoría de Diosa.
Besos.
¡Muchas gracias!
Me da tanto gusto que podamos comunicarnos, al menos un poquito, en este "cibermundo"...
Abrir una grieta en el "mundo real" que nos permite decirnos en esta comunicación silenciosa...
Me agrada pensar en que esto es algo revolucionario.
Muchos saludos en un gran abrazo Campanilla, TORO.
Pero que buen poema, que denso en palabras, y que reflexivo.
Saludos.
¡Ahogos cóncavos
en mirar convexo...,
como intento
de trasmutar obsesiones...?
Saludos.
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