LUNA
A mis queridos caligramos
Algo turba mi sueño esta noche.
Una presencia implacable y funesta
que asoma su colosal potencia
a través de un denso espejo.
Ónix, no obsidiana.
Mi corazón late sin ritmo y mis miembros
se tensan cual cuerdas en
esta habitación saturada de crujidos anónimos:
lobos que devoran el espacio y el tiempo,
asoman sus fauces infames
entre las grietas que lamen los muros de mi aposento.
De los insondables cismas de mi ser
arremeten furiosos los más febriles pensamientos;
bocas negras del dolor,
matrices siniestras do’ se gesta la desazón y el miedo.
Las sábanas me vomitan en una violenta arcada,
vago por corredores infinitos
en esta mansión de imposible arquitectura,
techos inverosímiles en su altura se yerguen sobre mi
como una amenaza;
hace frío y voy cubierto de andrajos.
Detengo mi errar junto a una
de las múltiples ventanas que hacen de esta mazmorra
Una presencia implacable y funesta
que asoma su colosal potencia
a través de un denso espejo.
Ónix, no obsidiana.
Mi corazón late sin ritmo y mis miembros
se tensan cual cuerdas en
esta habitación saturada de crujidos anónimos:
lobos que devoran el espacio y el tiempo,
asoman sus fauces infames
entre las grietas que lamen los muros de mi aposento.
De los insondables cismas de mi ser
arremeten furiosos los más febriles pensamientos;
bocas negras del dolor,
matrices siniestras do’ se gesta la desazón y el miedo.
Las sábanas me vomitan en una violenta arcada,
vago por corredores infinitos
en esta mansión de imposible arquitectura,
techos inverosímiles en su altura se yerguen sobre mi
como una amenaza;
hace frío y voy cubierto de andrajos.
Detengo mi errar junto a una
de las múltiples ventanas que hacen de esta mazmorra
un lugar donde cada movimiento,
el mismo pensamiento,
es memorizado por estos jueces sin voz,
rostro, ni nombre: sombras
cuya presencia es tan cierta
como sus dedos afilados y sus corruptos alientos.
como sus dedos afilados y sus corruptos alientos.
Alzo la mirada y descubro aterrado al más siniestro de todos;
blanco, inmóvil y solitario,
atroz como un obscuro Polifemo, indeciso
sobre el momento y la forma en que ha de devorar mi cuerpo.
Una descarga muerde mi carne,
me encojo ante la horrida amenaza que sólo yo conozco;
es de noche y los necios duermen el sueño de la ignorancia,
el aire pesa como lápida, pero nadie acude a este sepelio.
Pierdo toda esperanza, pues estoy totalmente cierto
de que nadie ha de salvarme del tenaz vaivén de mi péndulo.
Vientos cual murmullos agitan
las ramas desnudas y torcidas
de un árbol seco en el jardín de mi encierro.
Arriba, el solitario ojo de mi juez severo
deja caer su párpado odioso por un momento;
me desvanezco exhausto sobre la alfombra
y los segundos caen inexorables sobre mi cuerpo.
de un árbol seco en el jardín de mi encierro.
Arriba, el solitario ojo de mi juez severo
deja caer su párpado odioso por un momento;
me desvanezco exhausto sobre la alfombra
y los segundos caen inexorables sobre mi cuerpo.
Letras: Y-K-rho
11 Comentarios:
Hola!
Soy nueva en esto de los blogs, y he estado recorriendo unos cuantos para ver si me inspiraba. De esa forma he llegado hasta aquí.
Sin más, solo quería saludar.
Hasta luego!!
PD - Me encanta tu blog, sinceramente
Bienvenid@ a nuestro espacio!
Órales Maese Ikarus.
Regresas en grande. Enorme tu poema.
Gracias por la dedicatoria. Es un honor.
un abrazo
El honor es merecer una flor tuya, amigo.
Abrazo recibido y correspondido.
Ave quemada, me gusta, en especial a partir de " Las sábanas me vomitan en una violenta arcada..." en ese párrafo creo q comienza todo. Me reconozco en el temor del vaivén de ese péndulo.
deniche
gracias, ícaro!
qué fuerza!
el úlitmo verso hace un cierre bien cabrón
no hay duda: ícaro está de vuelta!
Deniche: el pendulo es eterno querida, afortuanadamente percatarse su oscilar no lo es tanto (aunque a uno le parezca que sí).
PK: de vuelta con las letritas, permanentemente con ustedes en el corazón.
Abrazo a amb@s.
te acuerdas, ícaro, de uno que hablaba de las pastillas para dormir?
vaya alma insomne
abrazo
Así es mi querido PK, todo fuera como echarse un chochito y listo.
Suspiro.
Muy bueno el poema, creo que todos hemos tenido esa sensacion alguna noche. un abrazo.
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